¿Qué es la agenesia?

Como todos sabemos, la dentición natural de una persona adulta consta de 32 piezas. Es muy frecuente que alguna de ellas falte de forma natural, dando como resultado el proceso conocido conocido como agenesia. En el caso de los terceros molares, éstos son los primeros en frecuencia de este suceso. Una persona puede poseer los cuatro cordales o tener ausencia de alguno o varios de ellos. Sin embargo, es necesario realizar radiografías panorámicas para saber con certeza si están presentes o no, ya que en muchas ocasiones están ahí, pero no hacen su aparición en boca. Esto puede ser porque se encuentren en posiciones anómalas, impactados, incluidos en el hueso o retenidos.

No en todas las ocasiones la presencia de este molar tiene que dar como resultado una consecuencia patológica. Frecuentemente, erupciona y se posiciona de forma normal, interviniendo en la función del sistema masticatorio como otro de sus semejantes. Hay que tener en consideración, eso sí, que la higiene de éstos es dificultosa siendo mayor la aparición de caries en los mismos. Esto se debe a su posición, última en la arcada.

Cuando éstos se encuentran impactados, retenidos, semierupcionados o atrapados en el hueso, es cuando comienzan a darse condiciones anómalas y patológicas.

La retención e impactación de los mismos tiene su origen en varios procesos. El primero de ellos es la presencia de huesos maxilares pequeños. Este hecho no permite que puedan aparecer en boca, quedando dentro del hueso o saliendo a medias (semierupción). Otra condición es que, por su posición compleja y su variación durante el trayecto eruptivo, queden impactados contra la cara distal de los segundos molares. La última causa es que alguna de las zonas de la corona quede retenida por la cobertura parcial o total de hueso maxilar. Aunque en la boca exista espacio para albergarlos, esto es más frecuente cuando el trayecto eruptivo es anómalo. Se debe a que no se ejerce la presión vertical suficiente para la involución ósea apropiada que lleve al diente a erupcionar.

¿Qué problemas pueden surgir de esto?

Existen cinco tipos de complicaciones devenidas de estos procesos. Son de tipo infecciosas, tumorales, traumatológicas, mecánicas y neuromusculares. Veamos a continuación cada una de ellas.

  • Complicaciones mecánicas. Se dan, como norma general por una trayectoria eruptiva incorrecta. Éstas dan como resultados, alteraciones en la encía, la mejilla y la zona distal del segundo molar. En éste se pueden llegar a producir caries, reabsorción corono-radicular o lisis, pudiendo generar dolor y pérdida del mismo.
  • Complicaciones infecciosas. Tienen lugar cuando el cordal está semierupcionado. La zona que queda cubierta parcialmente por la encía y el hueso queda desprovista de una adecuada higiene. Actúa además como elemento retentivo de placa bacteriana y restos de alimentos.  La situación de retención, sumada a una higiene complicada y dificultosa, hace que aparezcan infecciones, como caries que pueden llegar a la zona del nervio. Provoca gran dolor y supuración, así como halitosis, además de inflamación de los tejidos circundantes, en el proceso llamado “pericoronaritis”.
  • Complicaciones traumatológicas. La erupción y la consiguiente fuerza eruptiva generan reabsorción del tejido óseo para desarrollarse y erupcionar. Esto puede generar debilidad en el ángulo mandibular, dando como resultado una posible fractura espontánea o fracturas con mayor facilidad en traumas de baja intensidad.
  • Complicaciones neuromusculares. La fuerza ejercida durante el desarrollo o intento eruptivo de los cordales puede dar inflamación, dolor e incluso hipertonía o contractura severa de los músculos masticatorios. Todo ello genera, a su vez, que el sujeto que padece dicha situación evite masticar por la zona afectada. Esto provoca descompensaciones musculares que pueden llegar a alterar la articulación temporo mandibular (articulación mandíbula-cráneo). Así mismo, esta inflamación y presión puede generar una compresión total o parcial de los nervios cuyos trayectos son próximos a la zona dando alteraciones sensitivas.
  • Complicaciones tumorales. Son las menos frecuentes. El tejido epitelial que rodea al tercer molar tiene un alto potencial de transformación. Puede generar desde quistes benignos a tumores malignos como ameloblastomas del ángulo. Es por ello que debe hacerse especial hincapié en la correcta limpieza y legrado, así como resecación del tejido durante el proceso de extracción.

¿Cómo prevenir problemas?

Una vez hemos explicado todas las complicaciones, es necesario ver las formas en las que se pueden prevenir.  Se busca con ello que no llegues a tener un padecimiento severo a consecuencia de los cordales, mejor dicho” incordiales”.

La mejor prevención pasa por un diagnóstico precoz de la situación. Por eso, es necesario que acudas a tu odontólogo a revisiones periódicas. Así, llegado el momento oportuno, se podrá proceder a su corrección mediante un pequeño proceso quirúrgico, evitando así cualquier complicación.

El mejor momento para proceder a la exodoncia quirúrgica es a una edad temprana favorecedora. Esto es debido a que contamos con mayor flexibilidad del tejido óseo adyacente, así como una formación incompleta de las raíces, quedando más alejadas del nervio dentario inferior. Se busca  evitar un posible daño del mismo. En caso de que los terceros molares se encuentren en boca bien posicionados, también es necesario revisarlos. Se pretende evaluar la presencia de caries, pudiendo ser restauradas con facilidad. Si éstos se hallan semierupcionados, la situación puede tener dos variantes. Una es la eliminación del tejido que cubre a la zona para evitar infecciones. La otra, la eliminación integral del molar con el tejido circundante.

“Sea cual sea tu situación, desde SJD Dentistas queremos ayudarte a tener el mejor tratamiento y manejo posible ante esta situación. Anímate, te esperamos en nuestras clínicas”.

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